5 consejos para tratar con estudiantes de I y II Ciclo.
MSc. Carlos Ulloa Guzmán
Al momento de iniciar labores en un centro educativo de primaria, las y los docentes tienen que estar preparados para una serie de experiencias que van a enriquecer su labor educativa. Ya que todos los días surgen nuevas situaciones que exigen la utilización de las competencias y habilidades de un educador.
Debido a esto, se vuelve importante brindar una serie de consejos que puedan servir de puente en el trabajo docente, acá te dejamos 5 recomendaciones para que lo logres.
Conocer la etapa del desarrollo es esencial:
Entre estudiantes de I y II ciclo, hay diferencias de edad que marcan una serie de características de desarrollo distintas. Esto quiere decir que los intereses, motivaciones y necesidades de un estudiante de primero no serán iguales a las de un estudiante de quinto o sexto grado. Al poder conocer y tener en cuenta estas diferencias de acuerdo con las etapas de desarrollo, las y los docentes pueden basar su trabajo pedagógico en estrategias que permitan el máximo desarrollo y aprendizaje de la población con la que trabajen.
Empatía:
Se requiere que la persona docente pueda tener una actitud empática para poder establecer conexiones saludables con las y los estudiantes. Además, permite entender sin juzgar muchas de las conductas o situaciones que se viven con las personas menores de edad, y también favorecer el desarrollo emocional tanto a nivel personal como de los miembros del grupo.
La disciplina positiva:
Esta corriente educativa recalca la importancia de establecer espacios de respeto y seguridad para las y los estudiantes, donde prime la comunicación asertiva y se aleje más del castigo como forma de cambiar conductas. Esto ayudará a crear espacios seguros donde se dé un clima de aprendizaje armonioso.
Despertar la motivación:
En el proceso de aprendizaje de las personas, la emoción y la motivación juegan un papel crucial. Como docentes, se deben generar clases dinámicas e innovadoras donde se utilice el trabajo colaborativo, que despierten la curiosidad. Además, se requiere que las estrategias que se emplean despierten los diferentes canales sensoriales logrando captar la atención de las y los estudiantes.
Escucha activa:
Por último, esta habilidad es imprescindible en las y los docentes. Escuchar va más allá, es realmente empatizar y comprender la información que se recibe. Esto nos puede ayudar para conocer más a fondo a las personas con las que trabajamos en las aulas. Además, validamos sus pensamientos, sentimientos y emociones, priorizando a la persona estudiante como protagonista del proceso educativo.