¿Recordás tu primer día de clase?

¿Recordás tu primer día de clase?

¿Recordás tu primer día de clase? 

Yo sí, recuerdo que colgaba un salveque nuevo lleno de conocimientos, pero vacío de experiencia. Muchos me desearon suerte, pero ahora me doy cuenta de que lo que necesitaba realmente eran buenos consejos.

Por eso, si querés saber qué te diría a un docente en tu primer día de clases te invito a que leás las siguientes líneas:

Enseñá, no expliqués:

Es decisivo entender la diferencia entre enseñar y explicar en el aula. Este fue uno de los errores que cometí durante demasiados cursos. Cuando un docente explica, lo que hace es dar respuesta, mientras que cuando enseña, lo que provoca son preguntas en el alumno de aquello que le ha conseguido captar su interés.

Trabaja cooperativamente:

Trabajar en equipo siempre intuye un reto para cualquier docente que se inicia en el mundo de la pedagogía. Pero indispensablemente la cooperación es la herramienta educativa que sirve para que sus aprendices aprendan por sí mismos y de otros compañeros de grupo.

Anticipá lo útil sobre lo importante:

¿Qué significa esto? Preguntate si lo que vas a enseñar es aplicable a la vida cotidiana. Enseñar desde la utilidad hará que tus alumnos aumenten su motivación por aprender y fomenten su creatividad.

Trasciende el aprendizaje fuera del aula:

Afortunadamente, el saber ya no está encerrado entre las cuatro paredes de un aula. A través de metodologías como Flipped Classroom o las aulas virtuales, ya es posible trascender el conocimiento, es decir, el aprendizaje ya no es lineal, sino global.

Incorporá la educación emocional en tu día a día:

Si algo he aprendido estos años es que existe una escuela del hacer, una escuela centrada en la productividad y los resultados, pero también existe un espacio para la escuela del ser, para la escuela que trabaja las emociones en el aula como herramienta para la formación integral de los aprendices.


Ahora que he llegado aquí, me doy cuenta de que tal vez estos consejos no iban dirigidos a vos, sino a mí. Me doy cuenta de que, aunque mi salveque está algo más lleno de experiencia, aún me queda un largo camino por recorrer.

Por suerte, no estoy sólo. Es más, estoy completamente segura de que vos me acompañarás en este increíble viaje llamado educar.